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Tuesday, 13 May 2008

S. Castro Gómez: "Althusser, los estudios culturales y el concepto de ideología"

En la Globalización la cultura es un bien de consumo sujeta a las leyes del mercado, y vinculada al aparato de producción y distribución propio del capitalismo. La tarea urgente de los EE.CC. es plantear los lineamientos de una crítica de la Economía Política de la cultura.

1.- El espectro del Humanismo: Los Estudios Culturales antes y después de Althuser
Richard Hoggart, director del Centro de Es Cs Contemporáneo de Birmigham entre 1964 y 1968 sostiene que la industria cultural ha “colonizado el mundo de la vida” de las clases populares inglesas y desarticulado su carácter orgánico. El cine, la televisión y las revistas de entretenimiento han desarraigado a los obreros de su propia cultura, exponiéndolos a la perversa influencia de la sociedad de consumo.

Raymond Williams critica el concepto reducido de cultura que trabaja el marxismo, pues la consideran un reflejo distorsionado de la infraestructura económica y la limita a las manifestaciones de la cultura letrada: arte, filosofía, literatura, etc. Afirma que los Es Cs deben concentrarse en el análisis de las culturas populares urbanas, y descubrir la “sensibilidad particular” que atraviesan las estructuras sociales.

Edward Thompson, partidario de un socialismo humanista que garantice a las clases populares la capacidad de ser sujetos de su propia vida, insiste en la importancia de estudiar las formas culturales “vivas” que compiten con la cultura capitalista y le oponen resistencia.
Los tres se refieren a cultura como la existencia de un “espíritu popular” con carácter orgánico, vinculado a la experiencia de las clases trabajadoras y que es necesario potenciar para que resista a la cultura de masas.

A fines de los sesenta, debido fundamentalmente al movimiento estudiantil del 68’ y la creciente importancia de la cultura visual en el imaginario popular se producen cambios. Autores como Stuart Hall plantean la necesidad de un diálogo creativo con el estructuralismo y destacan la existencia de dispositivos a partir de los cuales los bienes simbólicos son producidos y ofrecidos al público como mercancía, es lo que A denomina ideología, y la cultura se percibe como dispositivo promotor de la dominación o resistencia y los Es Cs se refieren a la sociedad como red de antagonismos en la que instituciones como el Estado, la familia, la escuela y los medios juegan como mecanismos de control de los individuos, lo que revela influencia de A.

En los años ochenta autores como Baudrillard, Lyotard y Derrida se distancian del concepto de ideología mencionado, de hecho L considera a la ciencia como una ideología tan válida como cualquier otra. Y B afirma que en el capitalismo tardío el valor regula la producción de mercancías. Y si toda la realidad es un sistema de signos no es posible salir de la ideología a través de la ciencia como planteaba A, ya que la ciencia no conoce realidades sino interpretaciones medidas por los códigos vigentes en la sociedad, con lo cual la cultura no es un espacio de lucha por el control de los significados sino un objeto de estudio, de modo que los Es Cs se convierten en Es sobre la cultura con las siguientes características:

  1. Es una ciencia rigurosa y moralmente neutra que debe describir su objeto tal cual.
  2. La industria cultural cumple una función necesaria en una sociedad compleja sometida a procesos intensos de racionalización, en la cual todos los productos simbólicos son válidos y una especie de sustitutos de la religión y los mitos.
  3. La cultura visual entretiene y libera a las personas del estrés de la vida actual.
  4. Los productos culturales sólo deben ser evaluados según su funcionalidad, es decir, su eficiencia y competitividad en el mercado.

CG afirma que la creación de la riqueza ya no se basa tanto en la explotación ni en la producción de bienes industriales de consumo, sino en la de bienes simbólicos dirigidos al mercado en forma de imágenes y conocimientos. Y los Es Cs deben mostrar que la cultura esta imbricada en prácticas materiales que se caracterizan por consolidar el dominio de unos grupos sobre otros.

2.-Althuser contra ataca ó del carácter agonístico de las ideologías
CG dice que para vincular los Es Cs con la Economía Política se debe recuperar la categoría de ideología, para lo cual cita a A quien sostuvo que la ideología definida por Marx, Engels y Lenin como “sistema de representaciones” fue desarrollada fragmentariamente y por ello era necesario revisar su función estructural en el conjunto de la sociedad y la relación de las ideologías con el consumo. Al respecto, A dice que toda formación social puede ser dividida en tres niveles articulados orgánicamente entre sí: económico, político y social, y que son construcciones teóricas que sirven para conceptualizar los tipos de relación de los individuos, de manera que en el primero se insertan en relaciones de producción, en el segundo de clase y en el tercero la relación es simbólica al participar en un conjunto de representaciones sobre el mundo, la naturaleza y el orden social, y que otorgan sentido a todas sus prácticas. De modo que, las ideologías son estructuras asimiladas por el inconsciente y reproducidas permanentemente en la praxis cotidiana.
Frente a la teoría de Marx de deformación ideológica o falsa conciencia A propone una teoría general de las ideologías, en la cual proporcionan sentido y vinculan a los hombres entre sí con el objetivo de mantenerlos “fijados” en los roles sociales predeterminados, es decir, son mecanismos de dominación y por tanto no pueden generar ningún tipo de verdad, pues el hombre expresa no su relación real con el mundo sino la voluntad de relacionarse con él de manera determinada. Tienen carácter agonístico y no tienen adscripción de clase. Son voluntad de poder, proveen de normas, principios y formas de conducta pero no de conocimiento sobre la realidad. Es el terreno de la lucha por el control de los significados, al igual que la ciencia. Por todo ello, los Es Cs no están fuera de la ideología y su objeto de estudio no puede ser visto desideologizadamente, son partidistas por naturaleza pues exigen una toma de posición frente a la naturaleza y los efectos del capitalismo transnacional actual.

3.-La guerra de las imágenes: Hegemonía audiovisual y otros aparatos.
A piensa que las ideas y representaciones no tienen existencia espiritual sino material, las que se expresan en instituciones que constituyen aparatos. Estos son estructuras que funcionan con independencia de la conciencia de los individuos vinculados a ellas y que pueden configurar la subjetividad de los individuos. Los denomina AIE y son aquellos que no requieren la coacción ya que se han internalizado sus reglas: religiosos, educativos, familiares, jurídicos, políticos, sindicales, de información, culturales.

Para CG, los medios son el espacio para el establecimiento de dominio de unos grupos sobre otros, pero al mismo tiempo para generar resistencia, ya que su control es clave para la consolidación del control político. Propone ampliar el concepto de ideología para entender como las imágenes, figuras y narrativas mediáticas construyen representaciones que sirven para reforzar el dominio de unos grupos sobre otros., por ejemplo lo referido a sexualidad, raza, género y posición social, ya que los medios no constituyen espacios neutros y al informar dan forma ideológica de una materia pre existente.


Texto trabajado por Juan José

Thursday, 3 April 2008

S. Castro Gómez: Teoría tradicional y Teoría crítica de la cultura

Por Santiago Castro Gómez


Horkheimer diferencia entre dos concepciones de teoría:

1) un conjunto de proposiciones cuya validez se basa en la correspondencia con un objeto constituido previamente al acto de su representación, lo cual convierte a la teoría en una actividad pura del pensamiento y al teórico en un espectador que se limita a describir al mundo tal como “es”.
2) crítica, que considera que la ciencia y a la realidad estudiada por ésta son producto de la praxis social, por lo cual el sujeto y el objeto se encuentran preformados socialmente.

SCG sostiene que en base a ello, las teorías modernas sobre la cultura pueden dividirse en:
1) las que ven la cultura como facticidad natural, y se acercan a su objeto como si éste se encontrase en la naturaleza humana y
2) las que consideran la cultura como un ámbito estructurado por la praxis, como una construcción social de la que forma parte la misma práctica teórica.


La metafísica del sujeto y el concepto tradicional de cultura

En la antigüedad, la moral, la política y el conocimiento eran vistos como una prolongación de las leyes del cosmos, un conjunto de instituciones naturales que se encuentran ordenadas hacia el cumplimiento de un fin (telos) cosmológicamente predeterminado. Y sólo cuado la vida humana en su conjunto es visto como un proceso dinámico regido por leyes propias creadas por el hombre mismo es cuando se puede hablar de cultura en sentido tradicional y crítico. De este modo, la metafísica del cosmos es reemplazada por la metafísica de lo humano, donde la vida social no es reflejo de leyes predeterminadas sino un mundo creado por el hombre a imagen y semejanza, revestido de temporalidad.
SCG dice que el concepto tradicional de cultura se caracteriza por:
1) La idea de la humanización paulatina de la especie como un proceso que ocurre en el tiempo, en la historia y que no viene predeterminado externamente por leyes cosmológicas.
2) Diferenciar entre “cultura alta” y “cultura popular” en base a la mayor abstracción que supone la primera, y por ende más elevada desde el punto de vista fenomenológico, pues a través de ella el hombre vuelve sobre si mismo y reconoce su propia vocación espiritual.
3) Considerar que el nivel de progreso que obtenga un pueblo será dado por la constitución de un “Estado nacional” y de una “cultura alta”, por tanto el Estado es el portador de la cultura.
4) Identificar “pueblo”, “nación” y “cultura”, pues sólo en tanto miembros de un Estado que refleje jurídicamente “la voluntad general”, pueden los individuos experimentar la libertad.



El post colonialismo como teoría crítica de la cultura

La TCC, a diferencia de la TT reconoce como objeto de estudio a una construcción social y no a una facticidad natural. Estima que la sociedad es una entidad sui generis, cuyo funcionamiento es relativamente independiente de las actividades de los individuos que lo componen, y lo que cuenta es el tipo de transacciones que se dan entre sujeto y estructura, las que no son una prolongación transparente de la conciencia y voluntad humana sino un nuevo tipo de heteronomía bajo la forma de sistemas que son de “naturaleza segunda” y ejercen coacción externa sobre los individuos. De modo que las relaciones sociales no son una salida del “estado de naturaleza” y un ingreso al ámbito espiritual de la cultura sino un espacio de lucha y confrontación de intereses.

Las teorías post colonialistas utilizan la categoría sistema-mundo para referirse al conjunto sui generis de relaciones sociales que surge en el siglo XVI debido al expansionismo europeo, y que es diferente a otras estructuras sociales por:
1) su carácter planetario, esto es la cada vez creciente vinculación de un mayor número de personas a una división planetaria del trabajo donde las diferencias entre los grupos y las sociedades que lo integran no se deben a su nivel de desarrollo o de evolución cultural sino a la posición que ocupan al interior del sistema, ya sean centro o periferia. Por tanto, la “cultura” no está sujeta a competencias trascendentales de la especie sino a relaciones de poder socialmente construidas que han adquirido carácter “mundial” y que están sometidas a un proceso complejo de transformaciones históricas.
2) la lógica interna que impulsa su reproducción. Dado que el imperativo del s-m es la acumulación de capital por parte de los estados hegemónicos, esta necesidad es justificada a través de la cultura, ejemplo de ello son el racismo (las razas inferiores comparten valores, creencias y formas de conocimiento que les impiden beneficiarse por si mismos de la civilización y por ello pueden y deben ser esclavizados o explotados) y el universalismo (la posibilidad de acceder al conocimiento sobre el mundo físico y social si se cuenta con el “método” para ello, por lo cual se constituyen los Estados nacionales y la ciudadanía, que a su vez vinculan a los sujetos al proceso mundial de producción). Para la TCC, la cultura no puede aislarse del proceso de su producción social y función estructural dentro del s-m y de los sub sistemas que lo componen y se pregunta por la “lógica cultural” de capitalismo, pues consideran que está atravesada por la gramática social de la colonización.

Finalmente, SCG dice que el racismo y el universalismo se consolidaron por lo menos hasta mediados del siglo XX como la “Geocultura” dominante del s-m moderno pero que a comienzos del siglo XXI ya no existen más territorios por anexar y la vida está organizada por instancias supranacionales, de manera que no hay países colonizadores sino únicamente países colonizados por un capital que se ha invisibilizado. Ante ello, la TCC debe pensar cuáles son las transformaciones históricas que sufre la Geocultura del s-m moderno en su actual crisis.