Sunday 29 June 2008

Rosana Guber: "Observacion participante"

Observacion participante
Guber, Rosana

"Observación participante", consiste precisamente en la in especificidad de las actividades que comprende: inte­grar un equipo de fútbol, residir con la población, tornar mate y conversar, hacer las compras, bailar, cocinar, ser objeto de burla, confidencia, declaraciones amorosas y agresiones, asistir a una clase en la escuela o a una reunión del partido político. En rigor, su ambigüedad es, más que un déficit, su cualidad distintiva:

I. Los dos factores de la ecuación

1.1 El objetivo de la observación par­ticipante ha sido detectar las situaciones en que se ex­presan y generan los universos culturales y sociales en su compleja articulación y variedad. Que la presencia ante los hechos de la vida cotidiana de la población garantiza la confiabilidad de los datos re­cogidos y el aprendizaje de los sentidos que subyacen a dichas actividades. La experiencia y la testificación son entonces "la" fuente de conocimiento del etnógrafo.

1.2 Los etnógrafos intentaron sistematizarla, escudriñando las particulari­dades de esta técnica en cada uno de sus dos términos,"observación" y "participación". Que son dos alternativas epistemológicas,

a. Observar versus participar
Consiste en dos actividades principales: observar sistemática y controladamente todo lo que acontece en torno del investigador, y partici­par en una o varias actividades de la población ..Hablamos de "participar" en el sentido de "desempeñarse como lo hacen los nativos"; de aprender a realizar ciertas activida­des y a comportarse como uno más. La "participación" pone el énfasis en la experiencia vivida por el investi­gador apuntando su objetivo a "estar adentro" de la so­ciedad estudiada. En el polo contrario, la observación ubicaría al investigador fuera de la sociedad, para reali­zar su descripción con un registro detallado de cuanto ve y escucha. La representación ideal de la observación es tomar notas8 de una obra de teatro como mero espec­tador. Desde el ángulo de la observación, entonces, el investigador está siempre alerta pues, incluso aunque participe, lo hace con el fin de observar y registrar los distintos momentos y eventos de la vida social.
Según los enfoques positivistas, al investigador se le presenta una disyuntiva entre observar y participar; y si pretende hacer las dos cosas simultáneamente.

b. Participar para observar
La ideal de ob­servación neutra, externa, desimplicada garantizaría la objetividad científica en la aprehensión del objeto de conocimiento. Dicho objeto, ya dado empíricamente, / debe ser recogido por el investigador mediante la observación y otras operaciones de la percepción. Por eso, desde el positivismo, el etnógrafo prefiere ob­servar a sus informantes en sus contextos naturales, pe­ro no para fundirse con ellos. Precisamente, la técnica preferida por el investigador positivista es la observación (Holy 1984) mientras que la participación introduce obstáculos a la objetividad, pone en peligro la desim­plicación debido al excesivo acercamiento personal a los informantes, que se justifica sólo cuando los suje­tos lo demandan o cuando garantiza el registro de de­terminados campos de la vida social que, como mero observador, serian inaccesibles.
Desde esta postura, el investigador debe observar y adoptar el rol de observador, y sólo en última ins­tancia comportarse como un observador-participante, asumiendo la observación como la técnica prioritaria, y la participación como un "mal necesaria.

c. Observar para participar
Desde el naturalismo y variantes del interpretativas los fenómenos socioculturales no pueden estudiarse de manera externa pues cada acto, cada gesto, cobra sen­tido más allá de su apariencia física, en los significados que le atribuyen los actores. El único medio para acce­der a esos significados que los sujetos negocian e inter­cambian, es la vivencia, la posibilidad de experimentar en carne propia esos sentidos, como sucede en la socia­lización. Y si un juego se aprende jugando una cultura se aprende viviéndola. Por eso la participación es la condición sine qua non del conocimiento sociocultural. Las herramientas son la experiencia directa, los órganos sensoriales y la afectividad que, lejos de empañar, acer­can al objeto de estudio. El investigador procede enton­ces a la inmersión subjetiva pues sólo comprende desde adentro. Por eso desde esta perspectiva, el nombre de la técnica debiera invertirse como "participación obser­vante"

d. Involucramiento versus separación
Es la re­lación deseable entre investigador y sujetos de estudio que cada actividad supone: la separación de (obser­vación), y el involucramiento con (participación) los pobladores). La observación participante pone de manifiesto, con su de­nominación misma, la tensión epistemológica distintiva de la investigación social y, por lo tanto, de la investiga­ción etnográfica: conocer como distante a una especie a la que se pertenece, y en virtud de esta común membrecía descubrir los marcos tan diversos de sentido con que las personas significan sus mundos distintos y comunes.
Veamos entonces en qué consis­te observar y participar "estando allí".

II. Una mirada reflexiva de la observación participante

La presencia directa es, indudablemente, una valiosa ayuda para el conoci­miento social porque evita algunas mediaciones -del incontrolado sentido común de terceros- ofreciendo a un observador crítico lo real en toda su complejidad.

La subjetividad es parte de la conciencia del investigado y desempeña un papel activo en el conocimiento, par­ticularmente cuando se trata de sus congéneres. Con su tensión inherente, la observación participante permite recordar, en todo momento, que se participa ; para observar y que se observa para participar, esto es, que involucramiento e investigación no son opuestos sino partes de un mismo proceso de conocimiento social.En esta línea, la observación participante es el medio ideal para realizar descubrimientos, para examinar críticamente los conceptos teóricos y para anclarlos en realidades concretas.La diferencia entre observar y participar radica en el tipo de relación cognitiva que el investigador entabla con los sujetos/informantes y el nivel de involucramienlo que resulta de dicha relación.

III. Participación: las dos puntas de la reflexividad

III.1
El investigador hace lo que sabe, y "lo que sabe" res­ponde a sus propias pautas según sus propias nociones ocupando roles conocidos.Hablar de "participación" como técnica , alude , com­portarse según las pautas de los nativos: "estar allí" lo involucra en actividades nativas, en un riTmo de vida significativo para el orden sociocultural indígena.
La "participación correcta" no es ni la única ni la más deseable en un primer momento, porque la transgresión (que llamamos "errores" o "traspiés") es para el investiga­dor y para el informante un medio adecuado de problematizíir distintos ángulos de la conducta social y evaluar su significación en la cotidianeidad de los nativos.

En el uso de la técnica de observación participante la participación supone desempeñar ciertos roles locales lo cual entraña, como decíamos, la tensión estructurante del trabajo de campo etnográfico entre hacer y conocer, participar y observar, mantener la distancia e involucrar­se. Este desempeño de roles locales conlleva un esfuerzo del investigador por integrarse a una lógica que no le es propia.

III.2
Si en el cuestionario habitual el investigador hace preguntas y recibe las respuestas, en la entrevista etnográfica el investigador formula preguntas cuyas respuestas se convierten en nuevas preguntas. Pero este proceso no es mecánico; demanda asombro, y para que haya asombro debe haber una ruptura con sus sentidos que "tenga sentido" para él. Y para eso se necesita tiempo, la espera paciente y confiada de que, por el momento, sólo se comprenden partes; pero que seguramente más adelante se podrán integrar los Iragmentos dispersos. No se trata de una espera pasiva sino activa en la cual el investigador va relacionando, hipotetiza, confirma y refuta sus propias hipótesis etnocéntricas. Igual que la observación parti­cipante, la entrevista etnográfica requiere un alto grado de flexibilidad que se manifiesta en estrategias para des­cubrir las preguntas y prepararse para identificar los contextos en virtud de los cuales las respuestas cobran sentido.

IV. La entrevista en la dinámica general de la investigación


A) Descubrir las preguntas

A.1
El descubrimiento de las preguntas significativas se­gún el universo cultural de los informantes es central para descubrir los sentidos locales. Esto puede hacerse escuchando diálogos entre los mismos pobladores inten­tando comprender de qué hablan y a qué pregunta implí­cita están respondiendo :
a.1) un simple movimiento con la cabeza, asintiendo, negando o mostrando interés:
(Ent: Y asi, el barrio se pu­so tranquilo; Inv.: Ahá.);repetir tos últimos términos del informante (Inv.: ¿Asi que se puso tranquilo?);
a.2) emplear estas últimas frases para construir una pregunta en los mismos términos (Inv.: ¿Y por qué se volvió tranquilo? (o) ¿Cuándo se puso tranquilo?);
a.3) formular una pregunta en términos del investiga­dor sobre los últimos enunciados del informante (Inv: Y ahora que está tranquilo, ¿cuál es la diferencia en el barrio comparado con otros tiempos?);
a.5) en base a alguna idea expresada por el inforfmantes en su exposición, pedirle que amplíe (Inv.: Ud. me decía que antes la gente era más pacífica. ¿Qué cosas pasaban entonces para que la gente fuera así?);
a.6) introducir un nuevo tema de conversación.
Conviene que las interrupciones del investigador en el discurso del informante sean cuidadas y en lo pedirle a alguien que formule una pregunta interesante acerca de tal o cual tema (por ejemplo, ¿cómo pregunta­ría sobre la vida en el barrio?), o una pregunta posible para cierta respuesta (¿qué pregunta se aplicaría a una respuesta que dijera: acá el barrio es muy tranquilo?.
Sin embargo, estos procedimientos tienen sus in convenientes porque si los informantes no compren­den la reflexividad del investigador (qué se propone), pueden responder con lo que suponen que éste desea oír.

A.2
Spradley recomienda usar preguntas descriptivas solicitando al informante que hable de cierto lema, cuestión, ámbito, pasaje de su vida, experiencia, conflicto, etc.: ¿Puede usted contarme cómo es el barrio? ¿Puede contarme sus primeros años en el barrio?
Desde estos marcos el inves­tigador puede avanzar hacia preguntas culturalmente relevantes.
Para las preguntas de apertura del discurso del in­formante, Spradley distingue las preguntas
A.2.1.Gran-tour
Que interrogan acerca de grandes ámbitos, situaciones, períodos (¿Puede usted contarme cómo es el barrio?), con cuatro subtipos:
• Las típicas, en que se interroga sobre lo frecuente, lo recurrente (¿Cómo se vive en este barrio?);
• Las específicas, referidas ai día más reciente del in­formante, o a un local más conocido por él, etc. (¿Cómo fue la semana pasada en el barrio?);
• Las guiadas, que se hacen simuliáneamente, en que se añade explica­ciones conforme avanza la visita.
las relacionadas con una tarea o propósito, paralela­mente a h realización de alguna actividad, como cuando el informante explica lo que está haciendo (una comida, arreglo de su casa, etc.).
A.2.2.Mini-Tour y sus subtipos,
Se refieren a unidades más pequeñas de tiempo, espacio y experiencia. Se puede in­dagar en un servicio hospitalario, en una zona del barrio (la Avenida, la calle tai o cual).

V La entrevista en la dinámica particular del encuentro

La entrevista es un proceso en el que se pone en juego una relación que las partes conciben de maneras distintas. La dinámica particular sintetiza las diversas determinaciones y condicionamientos que operan en la acción y, en especial, en el encuentro en la in­vestigador e informantes.

A) El contexto de entrevista
Suele entenderse por contexto al "marco" del encuen­tro. Aquí, según ya señalamos, lo concebimos no como telón de fondo de una trama, sino como parte de la trama misma Se refiere al conjunto de relaciones políticas, económicas, culturales, que engloban al investigador y al informante (si ambos pertenecen a poderes en una relación colonial, de clase, etc.). El contexto restringi­do se refiere a la situación social específica del encuentro, donde se articulan lugar-personas-actividades y tiem­po. Las instancias de este nivel varían en relación más directa con el desarrollo del trabajo de campo en esa unidad social.

B) Los Ritmos del Encuentro

A diferencia de los intercambios verbales ocasionales, la dinámica de las entrevistas de mediana a larga dura­ción implica un mayor número de decisiones de parte del informante y del investigador Una de las premisas clave con respecto a la duración de la entrevista es no cansar al informante ni abusar de su tiempo y disposición; el material obtenido en tales circunstancias puede darse por compromiso, para "sa­carse de encima al investigador"; los entrevistados no son máquinas de in­formar según los plazos y necesidades del investigador.
El tiempo y los tiempos se negocian y construyen re­cíprocamente en la reflexividad de la relación de campo. Esperas, urgencias, pausas y retrasos son también sig­nificados que el investigador debe aprender "en carne propia".

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